Y fue entonces cuando el mar arrastró esa botella hasta la orilla. El fuerte temporal hizo que chocara contra las rocas quebrando el transparente cristal en mil pedazos, y como arte de magia, como en las historias más inéditas jamás contadas, allí estaba él.
El mal tiempo hizo que su mente volara, y sin saber como aquel día ella había vuelto a pasear por su cabeza. Tras tantos años sin verse, sin saberse el uno del otro, este reencuentro tendría que significar algo, o al menos aportar algo a su vida. Esa mañana su mujer no paraba de hablar, de hacer planes, de querer que él estuviera más activo que nunca sin darse cuenta de su cansancio y de sus pensamientos que volaban, a mil kilómetros de distancia pensando en ella.
Que estará haciendo ahora? habrá vuelto su marido? porqué me marché aquel día? Porque ahora después de quince años me encuentro de nuevo con el pasado?.
Su mente estaba tan atascada con los pensamientos que bajó a ver el fuerte temporal desde la playa, por muy horrible que fuera aquel arrebato de viento y lluvia no tendría importancia en comparación con el huracán de su mente.
Claro que pensaba en ella, y claro que sabía que de un modo u otro ella era como su ángel de la guarda, que siempre aparecía sin llamar, con esa estela de luz que iluminaba su recuerdo, con esas palabras dulces que le daban la vuelta a su mundo, con ese cariño y ese sentimiento tan vivo a pesar de todo. Pero ella se veía feliz con la vida que llevaba, y a pesar del dolor que él le había causado años atrás, parecía como si hubiera resurgido y ahora estuviera serena y tranquila. Sin embargo él notaba que también lo recordaba, que guardaba aquel cariño que un día le reservó, y que a pesar de todo le había perdonado por no cumplir su palabra, por haber sido tan cobarde de no haber tenido valor suficiente para volver a por ella, o simplemente volver a verla...
Ella solo hacía una semana que le había hablado de aquel beso, un beso regalado hace quince años que aun seguía vivo en sus labios, ella recordaba con claridad su sabor y hasta el olor de aquel momento, y él avergonzado solo recordaba que había ocurrido. Sin duda fue mejor así, él no la merecía, por eso le había llenado la cabeza con sus relatos de grandeza, por eso quería que ella lo viera feliz, que no la echaba de menos, al menos no como a ella le hubiese gustado...
El aun no sabía del mensaje en la botella, aun no sabía lo que las olas le podrían regalar ese día, aun así, escribió un nuevo mensaje: "Pronto volveremos a hablar", y sin pensarlo le dio a enviar...
que buena continuación del relato, me encantó en verdad te llamó o es solo tu deseo del reencuentro lo que te hace soñar.
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