Hoy viendo en el telediario como rescataban a los mineros de Chile, me puse a pensar en el sufrimiento de sus familias. No me imagino el tener a mi marido atrapado en una mina durante dos meses sin saber como está, acostarme todas las noches en mi cama vacía pensando en que él está a muchos metros bajo tierra sin saber si lo podrán rescatar. Dos meses son mucho tiempo, dan para pensar muchas cosas, y ninguna buena.
Es increíble el riesgo que entraña esa profesión, y lo que uno tiene que necesitar el dinero para decidir un día que quiere trabajar en una mina, un trabajo tan arriesgado y que por mucho que les pagaran, no encuentro un sueldo justo que lo compense. No me gustaría que mi marido, mi padre, mi hermano, mi hijo o cualquier miembro de mi familia decidiese un día ser minero, me parece un sacrificio demasiado alto para tan poco beneficio.Bajar a una mina no solo es duro, si no que no está valorado, y a parte del riesgo al que se enfrentan día tras día, están los numerosos problemas de salud que acarrea el trabajar ahí.
El momento en que cada uno de ellos, es rescatado, y sale a la superficie, las emociones deben de ser extremas en las mentes de sus familiares y de ellos mismos. A alguno le espera la noticia de su paternidad aquí afuera... y pensar en esa mujer dando a luz sin su marido al lado, sin saber si su hijo conocerá a su padre...solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta...
Al menos, esta es una historia con final feliz, y a estas horas ya están a salvo la mayoría, aunque me imagino que esta será una experiencia gravada para siempre en sus retinas, y que espero no les deje secuelas de ningún tipo. Hay que ser muy fuerte para sobrevivir a algo así, tanto física como psicológicamente, asi que no es de extrañar, que cada vez que sale una imagen con un nuevo minero en la superficie, yo también me emocione como si de un familiar mio se tratara...
me pasa lo mismo Marta......no quiero ni pensarlo, creo que es una de esas experiencias que por mucho que intentemos....nunca nos podremos poner en su piel.....bikos
ResponderEliminarSeguimos en la oficina atentamente el rescate de la mayoría de ellos...y te aseguro, Martuchi, que alguna que otra vez tuve que reprimir una lagrimilla mientras me sentía contagiada de la misma emocion que sus familiares..
ResponderEliminarQué suerte que hasta ahora, todo va teniendo un final feliz..
Besos guapa!
Hola Marta,
ResponderEliminarPues también estuve atentamente viendo el rescate de los mineros chilenos y me emocioné mucho con ello. Y me puse a pensar en las analogías que tiene la vida, es decir, todos en algún momento de nuestra vida nos sentimos como atrapados en una mina de tormentos y sentimientos revueltos, y necesitamos ser rescatados hacia la libertad con la ayuda de la gente que nos quiera y por nosostros mismos. En fin, mi mente que divaga...
Un abrazo a la distancia guapa :)
Que razón tienes Maga... En fin, la historia por fin terminó con buen pie...
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