Jugando con tus alas rotas...

Es ese ángel de la guarda que me encontré una vez, el que me dijo que siempre me cuidaría, que siempre estaría a mi lado para que yo no notara su ausencia. Me dijo que sería esa sombra que camina a mi lado en los días soleados, que sería la nube cuando el cielo estuviera encapotado, y hasta la lluvia cuando las lágrimas se derramaran sobre mi cara...me dijo tantas cosas que no tuve más remedio que creermelas todas.
No hacía falta nada para que yo sonriera, con él a mi lado era completamente feliz, me sentía llena, me sentía acompañada, cuidada, me sentía bien...
Un día la crisis afectó al cielo, y a mi ángel de la guarda lo mandaron al paro. Lo hicieron firmar uno de esos despidos improcedentes, en los que cobró algo de dinero, aunque no lo suficiente y sin darse cuenta se convirtió en uno más de los parados celestiales...(Allí también ocurren estas cosas!).
Reconozco que lo pasé muy mal al principio, me costó acostumbrarme a su ausencia, a no tener esas palabras de consuelo, ese abrazo de amigo, y hasta algún beso en sustitución a otros que escaseaban. Pero los días pasaban, y mi ángel se buscó otro trabajo, emigró al extranjero, viajó por todo el mundo, y lo único que me dedicaba eran algunas palabras enviadas por carta.
Se me hicieron escasas. En su larga ausencia, apenas recibí cuatro o cinco, y no eran suficientes para tapar el vació que había generado en mi pobre corazón herido...
Al ver que él no volvía, y que poco a poco se iba olvidando de mi, decidí prescindir de él de forma definitiva, decidí olvidarlo, borrarlo de mi mente, y casi, casi lo conseguí....
Con el paso de los años, dejé de soñarlo, dejé de pensarlo y hasta de añorarlo...y justo cuando empezaba a respirar con mis dos pulmones propios, cuando aprendí a caminar con mis dos piernas, y a valerme con mis recursos más absurdos él apareció de nuevo.
Se alegró de verme, y hasta me regaló sus alas para que yo también pudiera volar. Después de largos años en paro, de viajes con miles de aventuras por contarme, volvieron a llamarlo del cielo para el puesto de ángel, aunque esta vez con otro cliente que atender. Dios debía de estar muy ocupado pensando en sus cosas, y se olvidó de mi ángel, de que yo estaba sola y desangelada en el mundo, así que pasó de mi acordándose de otra alma solitaria que deambulaba por el mundo.
Mi ángel me contó que me echaba mucho de menos, que ojala pudiera volver a mi, que en cierto modo su ángel de la guarda siempre fui yo aun sin saberlo, y que siempre me tuvo presente en sus sueños y pensamientos...
Justo ahora, que había aprendido a estar sin él, me entró la rabia, la ira de haber avanzado tanto sola. Seguramente el Dios del cielo me había visto y por eso no me devolvió el ángel que era mio.
No pude evitar soltar unas lágrimas, que enseguida se cristalizaron en mis pestañas por la fuerza con la que él me envolvía en esos momentos...
Ya no había nada que hacer, el no podía rescindir el contrato con la persona a la que ahora cuidaba, y por mucho que deseara estar a mi lado las cosas son como son...Siempre es la misma historia!!!...
Después de tantos años sin pensarlo, sin soñarlo, ahora vuelve a estar en mi mente. Me despierto en medio de la noche atacada por todo el ejercito de mis pesadillas, por la cantidad de fantasmas que habitan debajo de mi cama, y en vez de luchar contra todos ellos vuelvo a llorar por mi ángel...
Lo echo de menos...Si por lo menos pudiera dar marcha atrás y valorar más los momentos en los que si estuvo, volver a saborearlos, a vivirlos, a disfrutarlos, volver a estar un ratito a su lado...
Aquí estoy ahora...sentada en el suelo helado, jugando con sus alas rotas...
Volveré a verlo algún día?, volveré a sentir su protección y su compañía?...Muchas preguntas sin respuesta...pero no quiero otro ángel, yo quiero el mio, el bueno, el verdadero, el único, al que le faltan las alas porque están aquí a mi lado tiradas...