Lágrimas ácidas...

He llorado en el lugar de siempre,

pero ya ningún espacio funciona como refugio a mis lágrimas,
he limpiado mi cara muchas veces,

pero de nada sirve si no puedo parar el diluvio incontrolable de mis ojos.

Me arrodillé, me hice un ovillo, pero ni yo misma podía acomodarme.
Dormí, tuve pesadillas,
desee no despertar pero tampoco volver a soñar.
Me he mirado en el espejo, y he descubierto que el reflejo de ahí dentro,
hace mucho que dejó de seguir mis movimientos.
Usé maquillajes de tristeza, adorné con heridas mis problemas...

Despertarte un día sin estar segura ni del suelo por el que caminas,

creer saber quien eres y de pronto desconocerte,
ser exiliada de tu propia vida,
caminar por instinto sin saber si es realmente lo que quieres.
Ya he llorado otras veces en este rincón, en el de siempre.
Agarré mis rodillas contra el pecho como cuando era niña,
y a oscuras otra vez me derrumbé.
Porque sé que ningún lugar sirve como refugio al sufrimiento,
que haga lo que haga, o diga lo que diga no te voy a volver a ver.
Emociones y pensamientos que rondan por el cementerio de mi memoria,
ocultando los más terribles secretos para los que nunca existirán...
rosas amarillas, ni lágrimas, ni nada de nada...