Volando con una paranoica. (Yo misma)

Esta mañana me desperté con el olor del mar, con la brisa casi inapreciable rozandome la cara, con el sonido de los pájaros, que me han despertado los últimos diez días. Lo curioso es que dentro de mi habitación no hay mar, ni pájaros, ni brisa...así que solo ha sido un recuerdo...
Mi viaje a Mallorca fue maravilloso. Es la primera vez que viajo a Baleares, pero ya os puedo adelantar que no será la única. Esta isla me ha dado paz interior, me ha devuelto lo que había perdido los últimos meses, tranquilidad.
Esperando el avión en Barajas, me encontraba regular, algo nerviosa debido al vuelo, y algo paranoica debido a mis ideas locas de siempre. El vuelo se retrasaba, y yo no paraba de beber agua e ir al baño. No me gusta nada esperar por los aviones, me pone mala!!.Cuando por fin nos mandaron embarcar, mis nervios aumentaron, tanto que hasta me dolía un oído. Vaya, con lo malo que es viajar con dolor de oídos, pensé. Me metí un chicle en la boca, y decidí mascar como una loca mientras durara el vuelo, eso seria suficiente para que a mi oído no le pasara nada.
A mi lado, Juan, mirándome con cara de circunstancia. Creo que estaba pensando en la gravedad de mi situación mental y se agotó, porque a los dos minutos estaba roncando. Genial! ahora encima no tengo con quien desahogarme.
El avión cogió velocidad a lo largo de la pista, noté como una fuerza tiraba de nosotros para arriba, y le apreté la mano a Juan, como si eso me fuera a salvar de una catástrofe. Abrió los ojos, y me miró con cara de aquí no pasa nada. Vale, no pasa nada me repetí para mi misma. Entonces empecé a mirar por la ventana como ascendíamos hacia las nubes, alto, muy alto.
Conversación mental conmigo misma:
"mmmm esto no va un poco bajo?"
"Además va despacio no?"
"Habrá algún problema"
Miro las caras de los demás pasajeros, por si alguien tiene la misma cara de circunstancia que yo. A mi lado, Juan ya ronca, así que él no cuenta. Pero no, nadie tiene cara rara, creo que soy la más loca del avión!!.
"Espera un momento, la señora del asiento de delante está vomitando en una bolsa de papel, diossss, creo que voy a marearme con el olor!, claro, seguro que ella está pensando lo mismo que yo. Seguro que se dio cuenta de que no volamos lo suficientemente alto. Y si caemos? Bufff, de esta no la cuento!!."
La azafata viene enseguida con un vaso de agua para ayudar a la mujer de delante. No lo soporto más!!.
-Juan, me dejas pasar?
-A donde vas?
-Al baño.
-Otra vez?
-Si, es que bebí mucha agua.
-Espera un poco.
-Es que no me aguanto!!.
Se levanta de mala gana, molestando a la chica de su lado, (los asientos eran de tres, y yo iba en ventanilla), los dos se apartan para que yo pueda pasar. Me dirijo al baño situado al fondo del avión. Yo estaba en la fila ocho, así que aun tenia un paseo.
"Me voy a fijar en la gente, haber si los noto tranquilos"
"Esta está leyendo, este duerme, que mira ese tío?. mmmmm esta está dibujando con la niña...no parece que nadie note nada, excepto la señora vomito y yo misma. Serán cosas mías entonces, además las azafatas ya están con el carrito vendiendo refrescos, si algo fuera mal, no empezarían aun no?"
Embotada en mis pensamientos llego al baño, hay dos, uno a cada lado. Los dos ocupados. Genial!!. Espero apoyada en la puerta mientras observo, como otra azafata prepara más vasos con café y bebidas para servir a los pasajeros, y de pronto observo unos zapatos de hombre moviendose nerviosos en el habitáculo de azafatas. Asomo la cabeza como quien no quiere la cosa, y lo veo allí, sentado, con un vaso de agua en la mano y con cara de poker.
"Vaya, debe de estar mareado, a lo mejor le da miedo volar!".
Después de ir al baño, volví a mi asiento un poco más tranquila. No se que hizo que mi estado mental cambiara, pero cambió!. La chica que estaba sentada al lado de Juan se levantó de nuevo para dejarme pasar, a continuación Juan hizo lo mismo, y me senté de nuevo para mirar por la ventana. Parecía que el avión ya iba más alto, las azafatas seguían a lo suyo, y la señora de los vomitos ahora se abanicaba sofocada. Decidí relajarme un poco, y cuando me di cuenta estaba apretando de nuevo la mano de Juan, que volvía a mirarme con cara de "eres incorregible", mientras aterrizábamos...