lunes, 26 de julio de 2010
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Creo que tengo un grave problema de adicción con los libros. Esta semana sin ir más lejos llevo consumidos dos de una tirada.
Me encanta leer, quizá por eso tenga una imaginación tan desarrollada, y me pase la vida viviendo en las nubes. Quizá sea una forma perfecta como excusa a escapar de la dura realidad en la que vivimos. La vida a veces es tan dura que no te deja tiempo para soñar, pero cuando abro las páginas de un libro, es como atravesar una puerta a la imaginación, a la historia, es como vivir una vida de otro, y la posibilidad de aprender cosas nuevas, y soñar sueños ajenos.
Me me imaginado muchas veces a los protagonistas de los libros, los he visualizado y hasta he llegado a enamorarme de muchos.
No tengo consciencia de cuando empezó mi adicción a la lectura, pero probablemente fuera cuando aprendía a leer. Mi madre cuenta muchas veces, que de pequeña me sentaba en el sofá y sin saber leer me daba una revista, y podía estar ahí horas mirando las fotos entretenida, mientras ella limpiaba la casa o hacía la comida.
Los únicos castigos de mi infancia a pesar de ser una niña muy tranquila, siempre eran por la misma historia. Me quedaba horas leyendo en cama, se me pasaba la noche y yo no era capaz de dejar de leer. Un día mi padre, cuando se marchaba para trabajar, a las cinco de la mañana, me encontró pegada al libro al venir a darme el beso de despedida. Ese día decidieron que se terminaba la luz en mi mesilla definitivamente. Los días siguientes estuve toda enfadada hasta que descubrí una linterna por casa, y volvieron mis veladas de lectura debajo de las mantas. Pero me duró poco, porque otro de los días en que me quedé enganchada a la historia de mi libro, mi padre me volvió a pillar, y también me quedé sin linterna. Así que acordamos una hora de lectura todas las noches, y yo apuraba la cena para ir para cama y robar cinco minutos más cada día.
Mi madre también cuenta mucho cuando me ponía a estudiar encerrada en la habitación, siempre que ella venía a mirarme los deberes me encontraba un libro debajo. En cuanto nadie me miraba dejaba los deberes y leía mi libro. Siempre igual, siempre así...llegué a quedarme dormida en el colegio por pasarme las noches en vela.
A todos los sitios que iba, fuera a la playa, a la aldea, a casa de mis abuelos, a comer fuera, a cualquier sitio me acompañaba mi libro. Y pronto empecé a pedir más libros de regalo en los cumpleaños, o por reyes, o santos. Mi habitación siempre estaba repleta de estanterías con muchisimos libros, y en los recreos siempre me escapaba a la biblioteca del colegio a seguir leyendo...
A día de hoy no ha cambiado nada, sigo leyendo todos los días en grandes dosis, sigo llevando mi libro en el bolso como mi más fiel compañero, y sigo teniendo las estanterías completamente abarrotadas de ejemplares por los que siento un especial cariño.
Mi adicción es tan grande, que a pocas personas soy capaz de prestarles un libro por miedo a que no me los devuelvan. Ya me ha pasado en alguna ocasión, y ante la frustación de no tener ese ejemplar, volver a comprarlo para mi estantería.
Te puedo decir y contar la historia de cada tomo de mi colección, da igual el tiempo que hace que lo haya leído porque me acuerdo de todos, y todos tienen algo especial, a veces hasta los relaciono con momentos de mi vida, o con mis estados de ánimo, pero todos tienen su sitio y su importancia.
Si voy de compras, siempre acabo comprando alguno, o en las rebajas, a pesar de ser socia del circulo de lectores y no saltarme ni un pedido. La agente que me atiende tiene que estar encantada conmigo, porque muchas veces los pido de dos en dos, y aun así antes de que ella me vuelva a visitar ya me tuve que comprar otros tantos en cualquier librería.
Si alguna vez, os preguntasteis como se me ocurren ciertas cosas que os cuento...ya os podéis hacer una idea, tengo imaginación para dar y regalar!! Algún día escribiré el mio como me recomendó mi profesora de lengua del instituto. Su consejo era que me dedicara a algo relacionado con os libros, que lo mio era pura vocación, y ya veis donde acabe, nada que ver con la lectura, aunque no puedo negar que me encantaría ser bibliotecaria, o tener una librería, cualquier cosa con tal de estar rodeada de ellos!!!
Es todo lo que sueño...
Creo que tengo un grave problema de adicción con los libros. Esta semana sin ir más lejos llevo consumidos dos de una tirada.
Me encanta leer, quizá por eso tenga una imaginación tan desarrollada, y me pase la vida viviendo en las nubes. Quizá sea una forma perfecta como excusa a escapar de la dura realidad en la que vivimos. La vida a veces es tan dura que no te deja tiempo para soñar, pero cuando abro las páginas de un libro, es como atravesar una puerta a la imaginación, a la historia, es como vivir una vida de otro, y la posibilidad de aprender cosas nuevas, y soñar sueños ajenos.
Me me imaginado muchas veces a los protagonistas de los libros, los he visualizado y hasta he llegado a enamorarme de muchos.
No tengo consciencia de cuando empezó mi adicción a la lectura, pero probablemente fuera cuando aprendía a leer. Mi madre cuenta muchas veces, que de pequeña me sentaba en el sofá y sin saber leer me daba una revista, y podía estar ahí horas mirando las fotos entretenida, mientras ella limpiaba la casa o hacía la comida.
Los únicos castigos de mi infancia a pesar de ser una niña muy tranquila, siempre eran por la misma historia. Me quedaba horas leyendo en cama, se me pasaba la noche y yo no era capaz de dejar de leer. Un día mi padre, cuando se marchaba para trabajar, a las cinco de la mañana, me encontró pegada al libro al venir a darme el beso de despedida. Ese día decidieron que se terminaba la luz en mi mesilla definitivamente. Los días siguientes estuve toda enfadada hasta que descubrí una linterna por casa, y volvieron mis veladas de lectura debajo de las mantas. Pero me duró poco, porque otro de los días en que me quedé enganchada a la historia de mi libro, mi padre me volvió a pillar, y también me quedé sin linterna. Así que acordamos una hora de lectura todas las noches, y yo apuraba la cena para ir para cama y robar cinco minutos más cada día.
Mi madre también cuenta mucho cuando me ponía a estudiar encerrada en la habitación, siempre que ella venía a mirarme los deberes me encontraba un libro debajo. En cuanto nadie me miraba dejaba los deberes y leía mi libro. Siempre igual, siempre así...llegué a quedarme dormida en el colegio por pasarme las noches en vela.
A todos los sitios que iba, fuera a la playa, a la aldea, a casa de mis abuelos, a comer fuera, a cualquier sitio me acompañaba mi libro. Y pronto empecé a pedir más libros de regalo en los cumpleaños, o por reyes, o santos. Mi habitación siempre estaba repleta de estanterías con muchisimos libros, y en los recreos siempre me escapaba a la biblioteca del colegio a seguir leyendo...
A día de hoy no ha cambiado nada, sigo leyendo todos los días en grandes dosis, sigo llevando mi libro en el bolso como mi más fiel compañero, y sigo teniendo las estanterías completamente abarrotadas de ejemplares por los que siento un especial cariño.
Mi adicción es tan grande, que a pocas personas soy capaz de prestarles un libro por miedo a que no me los devuelvan. Ya me ha pasado en alguna ocasión, y ante la frustación de no tener ese ejemplar, volver a comprarlo para mi estantería.
Te puedo decir y contar la historia de cada tomo de mi colección, da igual el tiempo que hace que lo haya leído porque me acuerdo de todos, y todos tienen algo especial, a veces hasta los relaciono con momentos de mi vida, o con mis estados de ánimo, pero todos tienen su sitio y su importancia.
Si voy de compras, siempre acabo comprando alguno, o en las rebajas, a pesar de ser socia del circulo de lectores y no saltarme ni un pedido. La agente que me atiende tiene que estar encantada conmigo, porque muchas veces los pido de dos en dos, y aun así antes de que ella me vuelva a visitar ya me tuve que comprar otros tantos en cualquier librería.
Si alguna vez, os preguntasteis como se me ocurren ciertas cosas que os cuento...ya os podéis hacer una idea, tengo imaginación para dar y regalar!! Algún día escribiré el mio como me recomendó mi profesora de lengua del instituto. Su consejo era que me dedicara a algo relacionado con os libros, que lo mio era pura vocación, y ya veis donde acabe, nada que ver con la lectura, aunque no puedo negar que me encantaría ser bibliotecaria, o tener una librería, cualquier cosa con tal de estar rodeada de ellos!!!
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A mi tambien me encanta leer,pero a veces la falta de tiempo no me lo permite, es un gran placer, vivir otras vidas a través de las Historias...Y por qué no?, tu proyecto a largo plazo puede ser una pequeña tienda de libros, jubilarte cómo una librera ;)
ResponderEliminarHuy, no me hables de la jubilaci´n que me da algo!!! Deja, deja que estoy muy bien así. Por desgracia hoy en día no influimos demasiado en los más pequeños para que lean, con tanta wii, game boy y todas esas cosas, lo bueno de la vida se está perdiendo, pero que le vamos a hacer...? Me imagino que el mundo avanza y no se detiene...
ResponderEliminarA mi me gusta leer, pero nada comparandome contigo.....tengo un libro que me gustó especialmente, la niebla herida, es sobre la españa de los años 40, justo despues de la guerra.....me enganchó desde el principio, a lo mejor no es el tipo de libro que te gusta, pero si no lo has leido te lo recomiendo, tiene un final que nunca imaginarías.....
ResponderEliminarDesde que fue lo del peque no me concentro, ahora ya va mejor, pero ni leyendo 20 veces la misma pag. sabía lo que leia, por eso he dejado un poco de lado la lectura, y desde lo de diego solo leo cosas relacionadas con el duelo o con la muerte de los hijos, busco ayuda....bueno, tambien te recomiendo desde mi cielo, es un libro que tengo en mi casa desde hace años, pero no podía leerlo, era demasiado duro para mi, hasta que el peque se fue y me enseñó como es el cielo. bikos marta.....miles
El de la niebla herida me lo apunto, y "Desde mi cielo" hace muchos años que lo leí, ahora hay la peli, pero cuando salió en el cine no tuve fuerzas de ir a verla, muy boenito pero muy duro al mismo tiempo!!!
ResponderEliminarno hay duda marta sos igual a mí, yo también me leo todo, desde que tengo memoria, después eso de escribir tu propio libro, y aunque no lo creas ahora estoy pensando en ser bibliotecaria, sos la versión espoñola de sara, besos.
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