Llega, llegó soledad.

No hay peor castigo que ser observado por la Soledad. Ella te persigue día a día, sueña, lucha con darte alcance, mientras tú vuelas en la vida de rama en rama, sin imaginar que ella en algún traspiés te pueda atrapar.
Has construido sueños, como un pajarillo que construyó un día el nido de sus poyuelos, le has dado forma y te has resguardado del mundo junto a él. La vida te promete, pero te traiciona si no te sientes tú.
Los sueños de ayer, han cambiado, se han transformado, ya te llegó la hora de abrir tus alas, y lanzarte al infinito, en busca de un nuevo mundo para ti.
Promesas apagadas, planes reciclados, el tiempo que has tirado queriendo ser distinta, pero no te sientes tú.
Te sientes juzgada, perseguida, incomprendida, sin saber que la soledad sigue ahí. Que ha tomado carrerilla, y sin saberlo ha acortado la ventaja y si te despistas te enredará en sus alas.
Que piensen lo que quieran, que digan, que griten, da igual lo que los demás juzguen si no eres realmente tú. Ya te acostumbrarás a recorrer tu vida sin temer, pero sonreirás, la última maleta y tu vida por fin cambiará.
Y abrirás un mundo que no es fácil abrir, pero te sentirás libre, tal como quieres tú, volarás libre y harás que la luna vaya por donde tu vas, vivirás sin miedos y podrás respirar, quererte a ti misma. Es como un rió que crece por encima del sol. Y llegará la última noche y sobrevivirás por un nuevo amor, una y mil veces más, es la historia de la vida y siempre se repetirá.
Ya te llegó la hora de abrir tus alas a la fantasía, porque de repente en ti se ha abierto una ventana, y has decidido que tienes alas como un ángel de verdad, y puedes volar...