sábado, 14 de agosto de 2010
4
Dice Ismael Serrano en una de sus canciones: "Vértigo, que el mundo pare, que corto se me hace el viaje." Y lo cierto es que si se nos hace corto. Los días, los meses y los años, pasan arrolladores ante nuestros ojos, con demasiada intensidad y fuerza, empujados por la vida que nos lleva hacía delante sin dejarnos corregir lo vivido, y sin poder volver la vista atrás. El viaje se nos hace corto por que lo es...
Cuando eres pequeño, sueñas con las vacaciones de verano, porque te parece muchisimo tiempo de playa de sol, y de días acostándote tarde, viendo la televisión, sin tener que madrugar para ir al colegio, y Septiembre se ve lejísimos en Junio cuando recibes tu boletín de notas a final de curso. Con los años, resulta que el verano es la estación más corta del año, la que menos dura, aunque siga siendo la que más deseamos, y la que más nos gusta, pero es tan corta...aunque sin darte cuenta saltas de un verano a otro sin tener tiempo a pensar, cuando te das cuenta vuelves a organizar otro viaje más, solo que en otro año distinto.
Condenados a esas agujas del reloj, que trabajan incansables como hormigas, que no se detienen nunca, bajo ningún concepto por mucho que pidas o que lo supliques...
En días malos, de tristeza y desconsuelo, parece como si esas agujas fuesen lentas, muy lentas, pero en días de alegría, de felicidad intensa, parecen acelerar el ritmo a todo lo que dan...pero siempre en marcha, siempre al frente, sin pausas, sin miradas atrás, solo el tic tac, tic tac...
Y yo que a veces hasta pienso, creo que sin darnos cuenta, o sin ser demasiado conscientes desperdiciamos muchisimos segundos de nuestra vida, nos olvidamos del trabajo de los relojes, de que no cogen nunca vacaciones, y ellos siguen al frente aunque tú te quedes parado el tiempo que desees. Eses minutos habrán pasado igual, se habrán ido aunque no lo hayas notado, aunque no los vivieras plenamente. A esas agujas les da igual lo que tú hagas, porque su única misión es avanzar, y están fabricadas de materiales fríos, sin sentimientos, sin importarles nada de lo que les rodea, solo entienden a golpe de tic tac...
Que bonito es ser niño, y sentir como los minutos son intensos, y las horas son un montón de tiempo que no da pasado, que los años son muy lentos, que el verano sigue siendo eterno...que pena que cuando eres niño no eres consciente de lo valioso que es vivir así, que ganas tienen de crecer, de ser mayores, de trabajar...que pena que no se den cuenta de lo bonito que es esa primera etapa de la vida, y que aunque no lo noten para ellos también será demasiado breve, porque a nosotros nos sigue asustando ver a la velocidad que crecen...
Que corto se me hace el viaje!
Dice Ismael Serrano en una de sus canciones: "Vértigo, que el mundo pare, que corto se me hace el viaje." Y lo cierto es que si se nos hace corto. Los días, los meses y los años, pasan arrolladores ante nuestros ojos, con demasiada intensidad y fuerza, empujados por la vida que nos lleva hacía delante sin dejarnos corregir lo vivido, y sin poder volver la vista atrás. El viaje se nos hace corto por que lo es...
Cuando eres pequeño, sueñas con las vacaciones de verano, porque te parece muchisimo tiempo de playa de sol, y de días acostándote tarde, viendo la televisión, sin tener que madrugar para ir al colegio, y Septiembre se ve lejísimos en Junio cuando recibes tu boletín de notas a final de curso. Con los años, resulta que el verano es la estación más corta del año, la que menos dura, aunque siga siendo la que más deseamos, y la que más nos gusta, pero es tan corta...aunque sin darte cuenta saltas de un verano a otro sin tener tiempo a pensar, cuando te das cuenta vuelves a organizar otro viaje más, solo que en otro año distinto.
Condenados a esas agujas del reloj, que trabajan incansables como hormigas, que no se detienen nunca, bajo ningún concepto por mucho que pidas o que lo supliques...
En días malos, de tristeza y desconsuelo, parece como si esas agujas fuesen lentas, muy lentas, pero en días de alegría, de felicidad intensa, parecen acelerar el ritmo a todo lo que dan...pero siempre en marcha, siempre al frente, sin pausas, sin miradas atrás, solo el tic tac, tic tac...
Y yo que a veces hasta pienso, creo que sin darnos cuenta, o sin ser demasiado conscientes desperdiciamos muchisimos segundos de nuestra vida, nos olvidamos del trabajo de los relojes, de que no cogen nunca vacaciones, y ellos siguen al frente aunque tú te quedes parado el tiempo que desees. Eses minutos habrán pasado igual, se habrán ido aunque no lo hayas notado, aunque no los vivieras plenamente. A esas agujas les da igual lo que tú hagas, porque su única misión es avanzar, y están fabricadas de materiales fríos, sin sentimientos, sin importarles nada de lo que les rodea, solo entienden a golpe de tic tac...
Que bonito es ser niño, y sentir como los minutos son intensos, y las horas son un montón de tiempo que no da pasado, que los años son muy lentos, que el verano sigue siendo eterno...que pena que cuando eres niño no eres consciente de lo valioso que es vivir así, que ganas tienen de crecer, de ser mayores, de trabajar...que pena que no se den cuenta de lo bonito que es esa primera etapa de la vida, y que aunque no lo noten para ellos también será demasiado breve, porque a nosotros nos sigue asustando ver a la velocidad que crecen...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es cierto Marta, el reloj sigue su curso y nosotros sin darnos cuenta perdemos horas preciosas pensando preocupados por el futuro sin disfrutar del presente, los niños tienen esa dulce energía que deboran el mundo y todo a su alrededor sin notar las horas, los minutos ni los segundos que les llevo disfrutar ese día, besos guapa.
ResponderEliminarQue razón tienes Sara!! Besitos
ResponderEliminarLos niños son como los toreros de otra pasta !!
ResponderEliminarSi no que alguien me explique como una criatura con 8 años tiene la vitalidad que tiene. Mi hija se levanta a las 11 (ahora que está de vacaciones) y son las 2 de la mañana y sigue en pie, sin haber dormido siesta, y todo el día para arriba y para abajo, y sin parar. No se cansan. Hoy me ha pedido casi llorando que quiere volver al cole, dice que ya está aburrida de tantas vacaciones, y en cierto modo lo entiendo, ha estado desde que la dieron las vacaciones sin hacer nada, es lo que tiene que los papis tengamos que trabajar, y ahora que hemos cogido las vacaciones, sólo hemos podido salir una semana, así que todo el día aquí en casa, aunque yo juegue con ella, se le hace eternooooooo.
Pobre Lucia, como la entiendo!!! Yo aun recuerdo esos largos veranos en casa chupando tele, tele y más tele, mientras mis padres trabajaban...Yo me preguntaba, porque estaría todo el mundo de vacaciones menos nosotros???. Sin embargo hoy añoro esos veranos...jajajaja
ResponderEliminar