Entre cenizas...

Ella se congeló, se quedó inerte como una roca hace once años ya. Tras aquel incendio que lo arrasó todo, que le arrancó de su ser lo que ella más quería decidió que ya no le importaba nada, ni su familia, ni sus hijas, ni nada que estuviese de este lado del mundo.
Ella se quedó allí sentada, delante de lo que un día construyeron juntos, de sus sueños, sus ilusiones de niña, su lucha porque toda aquella historia saliera bien. Si, ella había sido en otra época una mujer valiente y luchadora, hizo todo cuanto estuvo en su mano para ser feliz, para sacar a sus dos niñas adelante y compartir su tiempo con el amor que tanto quería.
Cuando una mañana se levantó, pensó que quedaba poco, que casi podía ver la luz de tantos problemas al final del túnel, ella sabía que solo quedaba un último esfuerzo para que todo llegara al final, y así volvería a sonreír.
Pero la vida es traicionera, y no siempre salen las cosas como una espera, por mucho que luches o te esfuerces, debes estar preparada para lo que pueda venir después, como le pasó a ella...
El día que todo acabó, ella se había levantado feliz, era un día de fiesta y lo iban a disfrutar juntos después de tantos baches en el camino, y tanto tiempo sin poder sonreír sinceramente. Fueron tantas las sonrisas hipócritas, para que él la viera bien, que ya casi ni recordaba como hacerlo, pero ese día le brotaron sin esfuerzo, no había penas en su alma, ni rencores a la vida, ese día se levantó con la esperanza de volver a empezar...sólo que aun hoy no sabe como hacerlo...
En el momento del incendio solo pudo pensar en él, en que ahora si que lo perdía definitivamente, que ya no podía luchar más, que no había más obstáculos que ella pudiera evitar, o barreras que saltar, que esto ya no dependía de ella, y que maldita sea!!, de nada habían valido todos sus años de lucha junto a él si finalmente no lo pudo salvar. No, esto si que no se lo esperaba, esto era la gota que colmaba el vaso, y ya no podía más.
Maldijo al cielo cuanto pudo, lloró como cuando era pequeña, pero no encontraba consuelo en nada ni en nadie, estaba desesperada, y le daba igual todo porque ya no le interesaba vivir, no si no estaba con él. Se olvidó de sus hijas, de sus padres, de sus suegros, se olvidó de ella, y se quedó allí sentada entre cenizas, entre escombros de una vida acabada, de sus esfuerzos y de su lucha vana, se quedó frustrada en un pasado del que ya no logró salir jamás. Intentó culpar a dios, a su familia, a sus propias hijas por no entenderla...El mundo entero estaba en su contra y nadie era capaz de darse cuenta, nadie era consciente de su sufrimiento ni de su dolor, porque todos decían que también sufrían pero no era verdad, no podía ser que ellos sintieran lo mismo que ella, no, lo de ella definitivamente era el peor de los dolores.
Así que se distanció de todos, si no eran capaces de ver su dolor, no quería saber más nada, se distanció de sus hijas, aunque ellas crecieron de un golpe el día del incendio, y a pesar del encierro de ella tratan de sacarla adelante como pueden... se distanció de sus familiares y amigos, se distanció del mundo y se sumergió en su pena, en su dolor y su rencor a la vida...
Y ahí, sentada entre las cenizas de aquel incendio, aun hoy puedes verla, pérdida, insensata, ida de este mundo de los vivos... de vez en cuando parece que quiere regresar, pero es solo un espejismo, siempre vuelve a sus cenizas y a su pasado...
El, desde lo alto vigila el mundo que dejó ahí abajo, ve a sus hijas ya mujeres, con ojeras en los ojos, y cansancio reflejado en cada suspiro, ve el mundo que ha dejado, lo ve todo roto...y se siente atado de pies y manos, impotente por no poder hacer nada, y se enfada al verla a ella ahí sentada... El piensa en sus pequeñas, piensa en poder ayudarlas,  que pena que ella teniéndolas tan cerca no se de cuenta de nada...
Y ahí está ella entre cenizas...y ahí está él contemplándola....