Dos años de casada. Vivan los novios!!!

Hace dos años, a estas horas, estaba yo saliendo de la peluquería. Si no era la mujer más guapa del mundo en ese momento, si se que era la más feliz. Solo faltaban unas horas para ver cumplido el sueño de mi vida, para entrar en esa iglesia y ver a mi amor esperando en el altar, vestido como el más guapo de los príncipes, pero en ese momento aun faltaban muchas cosas por hacer antes de que diera la hora mágica.
Mi casa era un hervidero de gente, mi hermana, que esa noche durmió a mi lado, protegiendo mi sueño para que me despertase radiante en mi día, para que ninguna ojera asomara bajo mis ojos, y realmente fuera la novia más guapa, y si no lo era para el mundo, yo se que si lo era para ella, la pobre no pegó ojo en toda la noche mientras yo dormía feliz a su lado.
Mi madre, nerviosa, no dejaba de andar de un lado a otro por casa, encendía un cigarrillo tras otro. Llegó después de su paso por la peluquería, ya peinada y maquillada, cargada de empanadas, pasteles, y demás exquisiteces para que la gente que se pasara por mi casa picara algo antes de salir para la iglesia.
Yo no podía comer nada, no tenia hambre, tenia prisa, prisa por que llegara mi momento...
A la una y media o dos, llegó Ceci, mi amiga, con mi ramo de novia en la mano. Un ramo precioso, de calas naranjas. No pude evitar la emoción del momento, era el ramo perfecto, el que quería, el más bonito que había visto jamás, era mi ramo!!.
Llegó la hora y mi madre y mi hermana me ayudaron con el vestido, con los pendientes, la pulsera, las ligas que toda novia luce en su día, la mantilla esperaría un poco más, a que mi amiga y peluquera Virginia llegara a colocármela. Pero yo ya me veía radiante...
Y llegaron los fotógrafos, y el padrino de la boda, que a falta de mi padre fue su primo, o su hermano postizo, según se mire. Y llegaron mis amigas, Alba, Noemi, que aun no sabía que ese día iba a ser también muy especial para ella, y que yo le guardaba el mejor regalo que una novia puede entregar en su día, mi ramo ya era de ella y aun no lo sabia, nadie lo sabia...
Y fotos, y más fotos...con mi madre, con mi hermana, con el padrino, con las amigas, en la cama, en el sofá, mirándome en el espejo, mirando por la ventana...y llega el coche, un coche antiguo precioso, negro, brillante, y engalanado como la carroza de cenicienta, el carruaje que me llevaría a la iglesia.
Llegó la hora, hice entrada triunfante, y ahí estaba él. Yo no veía a la gente, no veía a nadie que no fuera a mi amor. Que guapo estaba, que bien peinado, que delgado, que afortunada me sentí...
Y de fondo sonaba la música, interpretada por uno de mis mejores amigos y su hermano, que buen regalo, que emoción oír como sonaba cada acorde...

"Tu lugar es a mi lado, hasta que lo quiera Dios.
Hoy sabrán cuanto te amo, cuando por fin seamos dos.
Y nunca estuve tan seguro De amar así, sin condición
Mirándote mi amor te juro Cuidar por siempre nuestra unión
Hoy te prometo Amor eterno
Ser para siempre Tuyo en el bien y en el mal
Hoy te demuestro Cuanto te quiero
Amándote hasta mi final
Lo mejor que me ha pasado Fue verte por primera vez
Y estar así de mano en mano Es lo que amor siempre soné."
Y así era, porque desde que tengo consciencia, era lo que siempre deseaba, y ahí estaba camino del altar cumpliendo mi sueño.
Fue sin duda, el mejor día de mi vida. En mis sueños, mi boda era como la de los cuentos de hadas, pero en la realidad fue mucho mejor. Estaba acompañada de toda mi familia, de mis amigos, de tanta y tanta gente que nos quería, y todos se veían felices.
Cantamos, bailamos, celebramos y exprimimos el día todo lo que dio de si, y nadie se quería marchar, ni siquiera yo, no quería que aquello acabara, no quería despedirme de mi día...
Pero las cosas pasan, como pasa el tiempo, y me quedo con el recuerdo de todo, con las fotos, con los vídeos que repaso mínimo una vez por semana. Me quedo con ese sentimiento de felicidad, con todos esos recuerdos, y me quedo con el juramento que nos hicimos de amor eterno.
Lo volveré a repetir, cuando pasen unos años, volveremos a renovar el matrimonio, pero de una forma más privada, solos los dos, en una isla desierta, o en el Caribe, o a donde nos lleve nuestro destino, da igual mientras sigamos así, juntos.
Hoy es un gran día, así que habrá que celebrarlo, por nosotros y por todas esas personas que de un modo u otro nos acompañaron ese veintitrés de agosto...