Benedicto, por mi no vengas...

 Sin prisas...el tiempo corre despacito dejandose disfrutar a cada segundo. Que bien se vive sin trabajar, creo que me acostumbraría a esta vida sin dudarlo, aunque luego seguro que protestaría por el aburrimiento. Los humanos somos animales inconformistas por naturaleza!.
Con la maleta lista, espero a que mi marido me recoja en cualquier momento, deseando emprender un viaje tras otro, en mis únicos quince días libres.
Roma me espera, aunque no creo que con la misma impaciencia que yo a ella. Me leí tantas veces la guia de viaje, que creo que ya no necesito de un mapa para recorrer sus calles, son tantas las cosas que quiero ver que no me van a llegar los días, aunque mis pasos son rápidos y el sueño escaso, así que pienso aprovechar cada minuto que me sea regalado en esa ciudad tan maravillosa.
Es curioso, que justo el día que yo tomo el avión para allá, el Papa aterriza en Santiago. Pues mejor, porque no quiero ni pensar el caos que se va a formar aquí con su visita. La cantidad de gente que vendrá exclusivamente a verlo, y la seguridad de miles de policías merodeando de un lado a otro.
Benedicto, por mi no vengas!!!. No entiendo por que hay que adorar a este hombre, cuando es una persona como nosotros, no hace nada para merecer mi admiración, y encima si viene a Galicia es gracias a mi dinero y al de todos los Gallegos. Que sepa todo el mundo que el Papa cobra por las visitas, aunque está claro que los tontos somos quienes las pagamos. Si la elección estuviera en mis manos, os juro que el hombre no salía del Vaticano, total para lo que viene a hacer. Dará su discursito, y al rato se volverá por donde vino, a su maravilloso palacete rodeado de oro, mientras miles de niños pasan hambre en el mundo.
Familias enteras en paro, sin dinero con el que llegar a fin de mes, sin esperanza de encontrar un trabajo por una edad que es muy castigadora, cuando uno es demasiado joven para un puesto y demasiado mayor para los otros, pero llega a casa y le esperan sus hijos sentados a la mesa porque tienen hambre, y solo les queda esperar a que mañana cambie el viento, y quizá el día se despierte soleado y alguien llame a su puerta con un contrato con el que poder sobrevivir un par de meses mas. En eso no piensa el Papa, ni quien decide gastar millones en su visita. Estamos en medio de una crisis pero nos sobra el dinero para pagarle a un señor por venir a rezar un par de oraciones, solo por ser año santo...Si hay Dios, no creo que esté de acuerdo en que esto tenga precio, y mucho menos en que el Papa deba cobrarlo.
Así que me reitero, Benedicto, por mi no vengas!!!