Cuenta la historia, que una chica cualquiera, de unos catorce o quince años un día se enamoró. Era una chica como tu, o como yo, empezando a disfrutar de sus primaveras de colores, y todo un mundo por pintar.
Ella se pasó todo un verano trabajando de camarera en la terraza de un bar, quería sacar algunos ahorros para sus gastos, y cuando terminara la feria de su pueblo, en Julio, lo dejaría para disfrutar de su ultimo mes de verano, antes del comienzo de las clases.
Pero aquella feria, le iba a cambiar sus sueños futuros, y de un modo u otro la marcaría para siempre, y ya no podría olvidar nunca aquel verano en la terraza de un bar.
Era una noche cálida, cuando ella servía copas, mientras sonaba la orquesta de fondo, y los chiringuitos y atracciones de la feria te invitaban a participar. Tan cálida era la noche, que lucia un bonito pantalón de lino, con una camiseta corta de punto en color crudo, regalo del día de su santo que acababa de pasar.
Fue entonces cuando se acercó un chico a pedirle unas bebidas para llevar, cuando todo lo que había vivido hasta ese momento estaba a punto de cambiar. Ella le trajo las bebidas, y el enseguida se fijó en sus grandes ojos azules.Mientras ella se ruborizaba, él no dudó en preguntarle su nombre.
-Me llamo Noa.- dijo ella, temblorosa.
-Encantado, yo me llamo Sergio. Trabajo en la feria, si quieres cuando acabes, pasate por mi puesto y te invito a tomar algo.- y con la misma se marcho.
Noa era una chica muy tímida, no había tenido ningún novio hasta el momento, porque aunque resplandecía belleza por todos lados, también estaba llena de complejos infundados por sus compañeros de colegio. Ya se sabe, que los chicos a cierta edad, pueden llegar a ser muy crueles, y si se les presente la víctima débil adecuada, pueden llegar a causar mucho daño. Así que Noa, esa noche, no se podía creer que un chico tan guapo, se fijara en ella, y pensó que seguramente se lo dijera para burlarse. Esa noche acabó su turno en la terraza, y se fue a casa a descansar.
Al día siguiente al llegar la noche, y otra vez en su puesto de trabajo, Sergio volvió a por bebidas, pero esta vez se acercó directamente a Noa.
-Hola Noa, ayer no te pasaste al salir. Te apetece que tomemos algo hoy?
Roja como un tomate:
-Ehh, hola. Pues, no ayer al salir me fui directa a casa.
-Y como es que una chica tan guapa, se va tan pronto para casa?
-Me estás tomando el pelo verdad?, no me conoces de nada, y yo a ti tampoco, así que...
-Ah es eso! Pues entonces porque no dejas que te conozca?, hacemos una cosa, hoy en cuanto salgas, te pasas y si te apetece tomamos algo, y si no simplemente saluda antes de irte.
-Bueno, me lo pensaré, pero no te prometo nada.
-(Será verdad que se ha fijado en mi?, será cierto que me dice todas esas cosas en serio?).
Noa siguió trabajando, pero no podía pensar en otra cosa que no fuera en Sergio, quería acudir a la cita, pero por otro lado se moría de vergüenza. No sabia que hacer, y mucho menos que decir si decidía acercarse por allí.
Al terminar su turno, se colocó el pelo, y decidió llenarse de valor, y acercarse al puesto de Sergio. Con pies pesados, y cara ruborizada, decidió que no tenia nada que perder, al fin y al cabo la feria terminaría y ya no lo volvería a ver.
Cuando llegó al puesto de Sergio, se quiso morir...vio que no estaba solo, que lo acompañaban sus padres y sus hermanos, o al menos eso es lo que le parecían. No fue tan difícil, porque Sergio al verla, salto por encima del mostrador del puesto de rifas y se acercó a hablar con ella.
-Pensé que hoy tampoco vendrías!
-Bueno, yo en realidad, iba a dar una vuelta a ver si encontraba a unos amigos.- Disimuló.
-Entonces, hoy tampoco me vas a dejar que te invite a nada?
-Esta bien, pero solo un ratito, que luego tengo que irme.
Y se pasaron toda la noche charlando, contándose sus cosas, que si de donde era él, que por que se dedicaba a trabajar en las ferias, y mil cosas más. Noa descubrió que Sergio era cinco años mayor que ella. Que los veranos los pasaba de feria en feria, ayudando a sus padres en el negocio, y durante los meses de invierno trabajaba en una tienda que tenían en su ciudad, que por cierto quedaba a miles de kilometros de allí.
La noche se les hizo muy corta de tanto hablar, y contarse cosas, pero era tarde y Noa con su corta edad tenia hora para llegar a casa, y no quería enfadar o preocupar a sus padres.
-Se me hace tarde, tengo que marchar a casa, lo siento mucho.
-Esta bien. A que hora entras mañana a trabajar?
-A las ocho de la tarde mas o menos.
-Si quieres quedamos a las cinco en este mismo lugar, y me enseñas un poco el pueblo, que aun no tuve tiempo a conocerlo.
-Bueno, pues entonces nos vemos aquí a las cinco!
Y así los dos se marcharon, cada uno hacia un lado, cada uno por un camino, esperando que llegase otro día para volver a verse.
A las cinco en punto Sergio esperaba a Noa. Ella nerviosa ante su primera cita, iba hacia el punto de encuentro flotando en una nube de algodón. No había pegado ojo en toda la noche, y no podía pensar en otra cosa que no fuera Sergio. Pero también había pensado en que mañana, sería el último día de feria, y él se marcharía.
Cuando llegó, Sergio ya la esperaba. Nada más llegar él le sonrió, y le dio un par de besos en las mejillas que la hicieron estremecer de emoción. Pasearon toda la tarde por el pueblo, hasta llegar a un embarcadero y allí se sentaron a charlar. Había hablado más con este chico en dos citas que con ningún otro en su vida, no sabía que era lo que la hacía desahogarse, pero con él se sentía muy agusto, y más mayor.
Sentados, con en mar de fondo, él le preguntó si tenia novio. Noa le dijo que no, que ella nunca había tenido un novio hasta ese momento. Sergio le agarraba la mano cálidamente, y ella notaba la corriente que le llegaba desde la mano recorriendo cada parte de su cuerpo. Nunca antes había sentido algo así, ese hormigueo en el estomago y esa risa tonta y nerviosa. Era algo nuevo, raro, pero se sentía feliz.
-Y si te beso?- Le dijo él.
Noa simplemente bajó la vista y no supo que contestar.
-Que pasa? no quieres que te bese? Perdona, yo no quería ofenderte...
-No es eso. Es que yo...yo no se besar...
Sergio se acerco a ella, le puso su mano en la barbilla y la atrajo hacia él suavemente. Cuando Noa se dio cuenta, los labios de Sergio ya se habían posado en los suyos, y sintió como ese beso le invadía todo el cuerpo, sintió que sus pies de despegaban del suelo, y solo podía pensar en besarlo. Se abrazaron, y se volvieron a besar, solo eso, nada más que besos. Dulces e inocentes besos en un atardecer de verano, besos que quedarían para siempre grabado en el recuerdo de Noa. Su primer y apasionado beso, sin duda un beso de amor...
Se hizo tarde y ella corrió a su puesto de trabajo, él prometió que se pasaría de noche a buscar bebidas, y que así quedaban para despedirse al día siguiente que era el último de la feria. Pero Sergio esa noche no apareció, y Noa se marcho para casa frustrada, sin saber que pensar. Por un lado estaba en un sueño, y pensaba que algo le habría pasado para que no fuera a verla. Además esa tarde, él se portó muy bien, y la respeto en todo momento, solo intercambiaron besos para lo que un chico de su edad estaría acostumbrado, y ella no era tonta y lo sabia...
No pudo dormir en toda la noche, solo podía pensar en Sergio, y se preguntaba si mañana lo volvería a ver.
Al día siguiente, salió de casa antes de tiempo, y se fue a pasear al embarcadero donde habían estado la otra tarde. Los camiones en el campo de la feria ya habían comenzado a irse, y Noa no sabía si el de Sergio había sido uno de ellos o por el contrario aun estaría allí.
Se sentó en el muelle, y empezó a tararear el éxito de Laura Pausini de aquel verano: "Marco se ha marchado para no volver...· ella le cambiaba el nombre mentalmente, y era Sergio el que se marchaba en su versionada canción.
Mientras pensaba en la letra de aquella triste despedida, una lágrima rodaba por sus mejillas, no podía pensar en otra cosa que no fuera él. La primera vez que un chico que fijaba en ella, y solo le duraba un par de citas, sin saber si algún día lo volvería a ver...
Cuando Sergio llegó al embarcadero, la encontró sentada en el suelo, y con la vista puesta en el horizonte. Parecía perdida, triste...no era la chica alegre que había despedido ayer...
-Sabia que estarías aquí.
Ella se dio la vuelta al escuchar su voz, y sus ojos se iluminaron al verlo de nuevo.
-Pensaba que te habrías marchado!!.
-No,aun nos queda un rato. Están acabando de recoger todas las cosas, y ya nos vamos a casa otra vez.
-Ah, entonces es verdad que vuelves a casa!
-Oye, lo de anoche...
-No pasa nada, entiendo que no vinieras.
-Escucha, es que no pude. Era el último día de feria y teníamos mucho trabajo. Mis padres estaban atareadísimos y no podía dejarlos solos. Aunque pensé, que te pasarías tú en cuanto acabaras el turno.
-Bueno, yo es que no sabia si en realidad querías despedirte de mi, o...
-Que dices? no seas tonta!!. Noa, eres una chica muy guapa. Me gustas mucho, pero por desgracia mi vida es muy complicada, y no puedo pedirte que me esperes hasta la feria del próximo año. Si las cosas fueran de otra manera..pues...
-Pero yo estoy dispuesta e esperarte si me lo pides Sergio.
-No, Noa. No sería justo que yo te pidiese tal cosa. Un año es mucho tiempo, y tienes que aprovecharlo. Hacemos una cosa, para la feria del próximo verano, si sigues sin novio, me vienes a ver y hablamos vale?
Una lágrima volvió a asomar por sus mejillas. En ese momento Noa, sintió como todo su mundo se resquebrajaba...
-No llores. Te lo suplico, no llores. No quiero verte así. Quizá no debí acercarme a ti, pero me pareciste tan hermosa...y luego, la otra noche charlando, supe que eras una chica muy especial...Quizá no debí robarte ese primer beso, quizá...
-No está bien así. Mejor ese beso que nada. Al menos me queda el recuerdo de algo bonito.
Nunca me olvidaré de ti Sergio.
-Ni yo de ti, te lo prometo.
Se fundieron en un cálido beso. Largo, pausado, lleno de amor y de sentimientos. Noa ardía en deseo, pero también en rabia...no quería que se fuera, no quería dejarlo ir...
Durante los siguientes días, Noa era un cuerpo sin vida. Alguien la había vaciado por dentro, y no tenia ningún tipo de sensación...ni hambre, ni frio, ni calor. Sergio estaba en su mente todo el tiempo, y en los momentos que estaba sola, ponía la canción de Laura Pausini, y lloraba de rabia por haber perdido el amor justo cuando lo acababa de encontrar.
El tiempo fue pasando, y Noa volvió a conocer a un chico, se volvió a enamorar. Cuando llegó la feria otra vez al pueblo, ella ya llevaba meses con el nuevo chico, aunque nunca había podido olvidar a Sergio. Lo recordaba como el ángel que le enseñó su primer beso de amor, le guardaba mucho cariño y un lugar privilegiado en su corazón.
El día de la feria, Noa fue con su novio a pasear. La orquesta sonaba de fondo, cuando su mirada se cruzó con la de Sergio. Un escalofrío lleno de nervios le recorrió todo el cuerpo, él le sonrió y la saludo con la cabeza al ver que iba en compañía. Ella se ruborizo, pero también vio que al lado de Sergio había una chica embarazada, posiblemente la que sería su mujer.
Pasaron muchos años desde entonces, pero Noa, siempre recuerda aquel primer beso, y en lo dulce que fue Sergio. A pesar del timpo, no se arrepiente de haberle regalado a él, aquel momento de su vida, y aunque los caminos se separaran, siempre llevará aquel recuerdo guardado en el fondo de su corazón. Cada vez que lo recuerda, una sonrisa asoma en su mirada de grandes ojos azules...
Ohhh Marta que bonita historia, te prometo que se me han puesto los pelillos de punta.
ResponderEliminarBesos
Pues si te digo que es real???
ResponderEliminarsi?????????? pues que historia tan bonita
ResponderEliminarSi, muy bonita!!! Y que sentimientos más puros los de aquellos años...aisssxxx
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