viernes, 17 de junio de 2011
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Se acercaba la fiesta de las flores, y Carola, sin querer darse cuenta, iba poniendo en orden todos los preparativos. Cita en la peluquería para cubrir esas canas, en el centro de belleza, para la cera, el bronceado, una buena limpieza de cutis y su peeling corporal.
Daniel esa semana tenía viaje de trabajo, que ya era coincidencia! y Carola se debatía en si quedar o no con Alex. Era una de esas dudas ficticias, de las que te replanteas para engañarte a ti misma, quizá para sentirte mejor, o menos culpable...el caso es que mientras ella pensaba que estaba estudiando la propuesta, sus preparativos iban tomando forma y ritmo sin detenimiento alguno.
No podía pensar en nadie que no fuera Alex, en como sería el encuentro, en si tendría el valor suficiente para rechazar ese beso que sabía le iba a querer dar...
-Que tal cariño? Estás guapisima hoy! Te ves radiante!
-Dani! Gracias cariño! Estuve dedicándome un día de esos de chicas, ya sabes, cuidados personales para relajarme un poco...
-Oye, estás bien? Te preocupa algo?
-Por qué lo dices?
Es verdad, la noche anterior Daniel la había despertado para tener uno de esos encuentros cálidos a media noche, y por primera vez en muchos años algo había fallado. Carola esa noche no estaba a gusto, no tenia ganas de nada, y por mucho que su marido se esforzara por darle cariño no lograba que ella dejara a un lado la tensión que brotaba por todos los poros de su piel...
-Estoy bien Dani. Lo dices por lo de anoche?
-Si...bueno, estabas un poco rara no?
-Es que había tenido una de esas pesadillas, me desperté asustada, y la verdad luego me costó muchisimo conciliar el sueño.
Era complicado quedarse dormida teniendo a Daniel besándole el cuello, y la mente ocupada en Alex. Carola se sentía mal, sabía que eso no estaba bien, que no era justo. Y estaba deseando que pasara esa maldita fiesta para despedirse de Alex para siempre. Estaba convencida de que cuando se volvieran a encontrar, ambos se darían cuenta de lo mucho que habían cambiado. O al menos, ella pensaba que lo estaba.
Él le pidió que le hiciera el nudo de la corbata antes de irse a trabajar, le dio un beso y se despidió de su mujer, a la que dejó soñando en el salón, lo que no sabía, era que los sueños de Carola en estos momentos estaban a años luz de lo que el imaginaba. No, Alex no sospechaba lo más mínimo....
Cuando estuvo sola, se sentó en el sofá, y abrió la caja que tenía guardada desde hacía años en una estantería del despacho. Cogió una de las cartas en sus manos, la abrazo contra su pecho, y por un momento recordó el olor de quien le enviaba esas letras...Hacía tantos años de aquello, que esto no tenia sentido!. Carola estaba segura que si compartía esto con alguien pensarían que se estaba inventando una historia de esas que ves en las películas, por que todo esto superaba lo real...
Alex en otra lado del mundo, paseaba por la calle soñando con el viaje de trabajo que le esperaba. Soñaba con volver a ver a su Carola, y el corazón se le aceleraba solo con los recuerdos que le asaltaban a la mente, aunque lo peor de llevar eran los que le golpeaban de lleno en el corazón.
-Carola, mi dulce Carola... Que estarás haciendo ahora mi pequeña?... Que hemos echo mal en esta vida para que tengamos que pasarla separados?... Ya no se que hacer, me estoy volviendo loco, y Teresa se da cuenta de que tengo la cabeza demasiado ocupada. Es por el viaje, y la reunión, le digo! y la buena Tere siempre me besa, y trata de tranquilizarme porque entiende el estres que me genera el trabajo... Pero esta vez no es eso Tere, esta vez es ella, es Carola de nuevo!.
Alex pensó en llamarla, metió la mano en el bolsillo y sacó el teléfono móvil.
-Mierda! Sin batería!!! Joder que pesado es mi jefe, aun no son las once de la mañana y ya me dejó el teléfono muerto con tanta llamada!
Levantó la vista y vio un cabina a lo lejos. A kilómetros de él son las doce del medio día, y el teléfono suena en una casa.
Con los nervios en el estomago, cierra los ojos esperando a que ella conteste, y cuando eso ocurre, solo es capaz de decir:
-Soy yo, Alex. Fiel a mi promesa de seguir en contacto.
Al principio ella se ríe, porque está sorprendida, y por que esa llamada la hace feliz. Luego rompe en silenciosos sollozos, por que duele, y porque es muy duro todo lo que está sufriendo estos días sin él...
Le dice que lo echa mucho de menos, que no ha parado de pensar en él, que lo verá la siguiente semana, que sí, que no puede esperar más...
...Él le dice cuanto le gustaría estar ahora a su lado, de verdad, allí. Agarrarla por la cintura y pasear como hacían antes, volver a besarla...
Escucha su voz y todo vuelve a su recuerdo: El tacto de su piel, el olor de su pelo, el viento rozándole la cara, aquel beso...
...el beso, su mano se aferra a su cuello, sus ojos que encuentran los suyos, la violencia del deseo, la urgencia, y el amor de su abrazo...
Alex escucha caer las monedas de la cabina, mete la mano en el bolsillo y no encuentra nada, solo el vacío, igual que el que siente en estos momentos por no poder estar a su lado...
-Prometo seguir en contacto Carola...
-Entre nosotros no hay promesas Alex...
-Solo esa...
-Te echo de menos...
Luego no se dicen nada, sus voces se quiebran. No escuchan más que el ruido de sus respiraciones y el golpeteo de los corazones palpitando al unisono. Los pensamientos de ambos consiguen mezclarse por un solo instante a pesar del pitido de ese puto teléfono!
En pleno desconcierto, ella se lamenta de haberse cruzado con el amor, porque ahora ya no sabe como continuar viviendo. Cada día se convence de que mañana todo irá mejor, que el tiempo lo cura todo, pero al día siguiente se hunde todavía más...
Los preparativos se amontonan... y se acerca el momento. (XI)
Se acercaba la fiesta de las flores, y Carola, sin querer darse cuenta, iba poniendo en orden todos los preparativos. Cita en la peluquería para cubrir esas canas, en el centro de belleza, para la cera, el bronceado, una buena limpieza de cutis y su peeling corporal.
Daniel esa semana tenía viaje de trabajo, que ya era coincidencia! y Carola se debatía en si quedar o no con Alex. Era una de esas dudas ficticias, de las que te replanteas para engañarte a ti misma, quizá para sentirte mejor, o menos culpable...el caso es que mientras ella pensaba que estaba estudiando la propuesta, sus preparativos iban tomando forma y ritmo sin detenimiento alguno.
No podía pensar en nadie que no fuera Alex, en como sería el encuentro, en si tendría el valor suficiente para rechazar ese beso que sabía le iba a querer dar...
-Que tal cariño? Estás guapisima hoy! Te ves radiante!
-Dani! Gracias cariño! Estuve dedicándome un día de esos de chicas, ya sabes, cuidados personales para relajarme un poco...
-Oye, estás bien? Te preocupa algo?
-Por qué lo dices?
Es verdad, la noche anterior Daniel la había despertado para tener uno de esos encuentros cálidos a media noche, y por primera vez en muchos años algo había fallado. Carola esa noche no estaba a gusto, no tenia ganas de nada, y por mucho que su marido se esforzara por darle cariño no lograba que ella dejara a un lado la tensión que brotaba por todos los poros de su piel...
-Estoy bien Dani. Lo dices por lo de anoche?
-Si...bueno, estabas un poco rara no?
-Es que había tenido una de esas pesadillas, me desperté asustada, y la verdad luego me costó muchisimo conciliar el sueño.
Era complicado quedarse dormida teniendo a Daniel besándole el cuello, y la mente ocupada en Alex. Carola se sentía mal, sabía que eso no estaba bien, que no era justo. Y estaba deseando que pasara esa maldita fiesta para despedirse de Alex para siempre. Estaba convencida de que cuando se volvieran a encontrar, ambos se darían cuenta de lo mucho que habían cambiado. O al menos, ella pensaba que lo estaba.
Él le pidió que le hiciera el nudo de la corbata antes de irse a trabajar, le dio un beso y se despidió de su mujer, a la que dejó soñando en el salón, lo que no sabía, era que los sueños de Carola en estos momentos estaban a años luz de lo que el imaginaba. No, Alex no sospechaba lo más mínimo....
Cuando estuvo sola, se sentó en el sofá, y abrió la caja que tenía guardada desde hacía años en una estantería del despacho. Cogió una de las cartas en sus manos, la abrazo contra su pecho, y por un momento recordó el olor de quien le enviaba esas letras...Hacía tantos años de aquello, que esto no tenia sentido!. Carola estaba segura que si compartía esto con alguien pensarían que se estaba inventando una historia de esas que ves en las películas, por que todo esto superaba lo real...
Alex en otra lado del mundo, paseaba por la calle soñando con el viaje de trabajo que le esperaba. Soñaba con volver a ver a su Carola, y el corazón se le aceleraba solo con los recuerdos que le asaltaban a la mente, aunque lo peor de llevar eran los que le golpeaban de lleno en el corazón.
-Carola, mi dulce Carola... Que estarás haciendo ahora mi pequeña?... Que hemos echo mal en esta vida para que tengamos que pasarla separados?... Ya no se que hacer, me estoy volviendo loco, y Teresa se da cuenta de que tengo la cabeza demasiado ocupada. Es por el viaje, y la reunión, le digo! y la buena Tere siempre me besa, y trata de tranquilizarme porque entiende el estres que me genera el trabajo... Pero esta vez no es eso Tere, esta vez es ella, es Carola de nuevo!.
Alex pensó en llamarla, metió la mano en el bolsillo y sacó el teléfono móvil.
-Mierda! Sin batería!!! Joder que pesado es mi jefe, aun no son las once de la mañana y ya me dejó el teléfono muerto con tanta llamada!
Levantó la vista y vio un cabina a lo lejos. A kilómetros de él son las doce del medio día, y el teléfono suena en una casa.
Con los nervios en el estomago, cierra los ojos esperando a que ella conteste, y cuando eso ocurre, solo es capaz de decir:
-Soy yo, Alex. Fiel a mi promesa de seguir en contacto.
Al principio ella se ríe, porque está sorprendida, y por que esa llamada la hace feliz. Luego rompe en silenciosos sollozos, por que duele, y porque es muy duro todo lo que está sufriendo estos días sin él...
Le dice que lo echa mucho de menos, que no ha parado de pensar en él, que lo verá la siguiente semana, que sí, que no puede esperar más...
...Él le dice cuanto le gustaría estar ahora a su lado, de verdad, allí. Agarrarla por la cintura y pasear como hacían antes, volver a besarla...
Escucha su voz y todo vuelve a su recuerdo: El tacto de su piel, el olor de su pelo, el viento rozándole la cara, aquel beso...
...el beso, su mano se aferra a su cuello, sus ojos que encuentran los suyos, la violencia del deseo, la urgencia, y el amor de su abrazo...
Alex escucha caer las monedas de la cabina, mete la mano en el bolsillo y no encuentra nada, solo el vacío, igual que el que siente en estos momentos por no poder estar a su lado...
-Prometo seguir en contacto Carola...
-Entre nosotros no hay promesas Alex...
-Solo esa...
-Te echo de menos...
Luego no se dicen nada, sus voces se quiebran. No escuchan más que el ruido de sus respiraciones y el golpeteo de los corazones palpitando al unisono. Los pensamientos de ambos consiguen mezclarse por un solo instante a pesar del pitido de ese puto teléfono!
En pleno desconcierto, ella se lamenta de haberse cruzado con el amor, porque ahora ya no sabe como continuar viviendo. Cada día se convence de que mañana todo irá mejor, que el tiempo lo cura todo, pero al día siguiente se hunde todavía más...
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Alucino con las cosas que escribes... :)
ResponderEliminarVaya, pues sí que están calientes estos dos, no? Ja,ja,ja.
ResponderEliminarEs que claro, en la vida hay que cerrar las puertas, sino se abren y siempre se cuela el viento y lo cambia todo de sitio.
Quiero más!!!
Buen finde, que lo disfrutes.
Besos.