Como en un cuento...: Ella que todo lo ve.

miércoles, 21 de julio de 2010

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Ella que todo lo ve.


Cuando se despertó pensó que iba a tener un día soleado, así que tomó su bolsa y preparó las cosas para pasar su tiempo de descanso en la playa, pero según avanzaba la mañana, las nubes fueron encapotando poco a poco el cielo, y la idea de playa se hacía cada vez más lejana. Cuando por fin le llegó la hora, salió del trabajo y decidió que hoy nadie le arruinaría el día, y que si no podía tener playa, buscaría algo más refrescante.
Cogió su bolso y se marchó a un super a comprar un poco de jamón cocido y una coca cola ligh, y se fue a pasear por las calles de su ciudad. Anduvo por el centro, recorrió puestos por el mercadillo, se sentó un rato en un parque, y siguió caminando hasta el paseo marítimo para poder comer tranquila y leer un poco un libro.
Según avanzaba en su caminata, se dio cuenta que su ciudad hoy era distinta, era la de siempre pero con otro color, con otro ruido, con nuevos silencios.
-Que bonita se ve hoy la ciudad! -Pensó.
Sentada  a la orilla del mar saboreando su jamón cocido, y dando pequeños sorbos a su coca cola, se sintió relajada y tranquila. De pronto notó como si todo el jaleo y los ruidos de los coches se esfumaran, y dieran paso al dulce canto de las gaviotas. Escuchó el sonido del mar, como chocaba una y otra vez contra las rocas, y sintió la brisa del aire meciendo las hojas de los árboles. Pensó que no había un sitio más bonito para vivir, y que quizá no necesitara de viajes para descansar. Se dio cuenta de que en todos los años que llevaba viviendo en ese sitió, no había conseguido darse cuenta de la belleza que encerraban sus pequeñas cosas.
Y entonces fue cuando ella, sentada con su libro en la mano, aprendió de nuevo a ver. A ver como antes, como cuando era niña, con ojos puros llenos de inocencia, a ver los detalles y las pequeñas cosas, a ver su entorno tal como era, a ver la belleza que la rodeaba.
A veces nos olvidamos de ver y solo miramos, mirar por mirar, miras y no ves. Estás tan ocupado que las pequeñas cosas, que son las más importantes y las que más felices nos hacen se nos escapan. A veces, el ruino no nos deja ver sino mirar, y miras y miras, y no ves. Pero si te paras, si dedicas un par de horas a ti y a tus cosas, si lo intentas, quizá, puedas conseguir volver a ver, como cuando eras niña...
Y entonces ella, se alegró de que el cielo se encapotara ese día, se alegró de no ir a la playa, y después de ver durante un rato, volvió feliz y relajada a su trabajo...

2 comentarios:

  1. que envidia, yo quiero tener una tarde así...bikos.
    p.d- le preguntaré a vane los del post anterior...jejeje

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  2. Fue un mediodia, el del martes, ante el miedo de la avalancha de Ikea me quedé aqui y no fui a casa a comer...en fin, que estoy como una regadera!!! Si tu preguntale, que un rato se va a reir!!! jajajaja

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