Que voy a hacer conmigo...

Sueño con quitarle la vida al tono gris que arrastro desde aquel día,
paso las emisoras de radio rápido, como un loco, porque en todas las canciones hablan de ti.
Conservo la arruga en tu lado del sofá, a pesar de que salto en ella siempre que puedo para hacerme a la idea de que ya no estás.
No he vuelto a invadir tu lado de la cama, por miedo a que el olor de chanel se esfume por la ventana...
y a pesar de todo, has de saber que no estoy tan mal...
He empezado a hacer deporte, y hasta dejé de fumar. Ya no bebo whiski, y limpio la casa como siempre tú quisiste. 
No estoy tan mal, hay días que hasta tengo ganas de huir, de no verte ni la sombra, y al siguiente me dejo caer por tus bares de costumbre, para ver si aun estás sentada en esa barra, con aquella minifalda azul que te regalé. 
Pero tus costumbres ahora son otras, te cortaste el pelo, lo teñiste de negro, y cambiaste el mar por la montaña. Presumes de que se te ha acabado el amor, y ni siquiera me preguntaste en que estado me quedaba yo. Ya no vistes con las ropas de los mercados, ahora usas marcas caras, joyas que alguien te regala, y hasta dejaste de bailar.
Yo sigo igual, un poco más flaco, con alguna cana nueva, pero con el mismo lunar donde tú lo recuerdas. He intentado olvidarte de trescientas formas distintas, y solo me consuela el deseo y la esperanza de que un día vuelvas, aunque ya se que te fuiste sin mirar atrás. Tengo un deseo obsesivo de verte y de tenerte, que hace que se gaste mi vida pensando en ti...
Aunque no estoy tan mal, el medico de la empresa hizo el informe anual y escribía que tengo los signos vitales anunciando que estoy vivo, Así que mira! Al fin y al cabo aun respiro...
Ahora bebo vodka y miro las estrellas con la copa en la mano, he dejado de ver a mis amigos de siempre, porque siempre preguntan por ti. Aun no les dije que te fuiste, por si decides volver y que no te hagan preguntas absurdas.
Mi jefe está encantado, en el trabajo hablo menos, y hasta salgo más tarde por ese miedo idiota a la soledad. He llegado a saludarte al llegar a casa, a abrazarte por las noches, y a besar tus labios como todas las mañanas. Te sigo preparando el café, así que si algún día decides volver, ven a primera hora que lo tendrás calentito, como siempre en la mesa del salón...
Vivo por que estoy vivo, por la resignación de contar los pasos por la vida, vivo por si vuelves, aunque se que a ti eso te importa poco... Sigo con mis ojeras, desde tu exilio voluntario, sigo con esta tristeza que me quema el alma, y hasta me repite tu nombre sin cesar...
Pero no estoy tan mal, he conseguido pasar página, he dejado a un lado el pasado, a pesar de la rubia que siempre me guiña el ojo al pagar el café de media mañana. He pensado que igual te conoce, o quien sabe, que quizá con la excusa de conocerla a ella, tú te puedas esfumar definitivamente...
Vivo, por que estoy vivo, pero realmente no estoy tan mal... Y quien dices que está contigo? si ni siquiera estás tú...