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Artematopeya se une a otra iniciativa de comunicación social en torno a uno de los
factores potenciales de mayor impacto emocional entre la mitad femenina de la sociedad:
la salud mamaria. Y lo hacemos, como es ya sabido, no sólo por la responsabilidad y el respeto con los que nos conectamos con los lados femeninos de la vida, auténticos motores de la creatividad, de la innovación, de la comunicación emocional y de la artes -
las materias primas de nuestros talleres, seminarios y coloquios-; también, porque saben de buena tinta que los sistemas nerviosos de todas y cada una de las mujeres tienen mucho que decir sobre este asunto.
La realidad, como tal, no existe. Mejor aún: existe, pero no somos capaces de verla de forma objetiva. Nuestros sistemas de interacción con todo lo que nos rodea se ven sesgados porque
los sentidos, que actúan como canales a través de los cuales recibimos datos sobre los que construímos nuestra representación personal y única de la realidad,
están filtrados: filtrados por creencias, aprendizajes, ideas, mitos, rumores, virus mentales y prejuicios entre otras pátinas. Por eso sabemos que, aunque una circunstancia personal cualquiera no sea en sí más que un conjunto de configuraciones mecánicas determinadas,
el paquete emocional asociado a cada circunstancia
es un efecto no sobrevenido sino creado por nosotros mismos en los recovecos de nuestros sistemas nerviosos. Y, por ello, también sabemos que se puede manipular. Y, lo que es mejor: hacerlo en nuestro propio beneficio y para nuestro propio bienestar, al servicio de nuestros propios intereses y no a los de nadie más, individuo o grupo.
En román paladín: cuando alguien dice, por ejemplo, encontrarse en un estado determinado de frustración, miedo, angustia, depresión o malestar de cualquier grado, lo que ha ocurrido es que que ese alguien ha elegido asociar un paquete emocional de signo negativo a un circunstancia que, en sí, no significa nada.
¿Que pasaría si ese mismo alguien desarrollara, por el contrario, una estrategia emocional de signo positivo para transformar la semántica de, digamos, un trauma mamario para convertirlo en una palanca de gestión emocional positiva y de crecimiento personal inmune al concepto de circunstancia?
La integridad mamaria es, para las mujeres, un factor de identidad. En mi opinión, por una excesiva presión social asociada más a la imaginería visual de esta civilización de la imagen que por el miedo anticipado a una necesidad personal. Y, en muchos otros casos, es también un factor de mecánica glandular. Pero, en cualquiera de ellos, no estaría de más hacernos algunas preguntas:
¿QUIÉN DICE, DÓNDE ESTÁ ESCRITO, DÓNDE DICE que la ausencia de un pecho, por el motivo que sea, tiene que afectar obligatoriamente al bienestar emocional de una mujer?
¿QUIÉN DICE, DÓNDE ESTÁ ESCRITO, DÓNDE DICE que una mujer con un sólo pecho es menos que una mujer con dos pechos?
¿QUIÉN DICE, DÓNDE ESTÁ ESCRITO, DÓNDE DICE que la ausencia de un pecho es radicalmente diferente a la ausencia de un dedo, una costilla o una muela?
¿QUIÉN DICE, DÓNDE ESTÁ ESCRITO, DÓNDE DICE que una mujer ha de sentirse tan absolutamente presionada por una hipertrofiada demanda social como para verse obligada a corregir un elemento socialmente percibido como ofensivo, como es la ausencia de un pecho, y necesitar una reconstrucción fisiológica para recuperar su sentido de pertenencia en igualdad de condiciones?
¿TENDRÍAN QUE SENTIRSE MUTILADAS LAS MUJERES CON SÓLO DOS PECHOS SI HUBIERA OTRAS MUJERES CUYA FISIOLOGÍA MOSTRARA TRES PECHOS?
No olvidemos que
la reconstrucción mamaria es, en un alto porcentaje, una necesidad de origen social más que personal. Aunque en Artematopeya también creemos que la reconstrucción mamaria
es un recurso estupendo siempre y
cuando cualquier mujer lo utilice, sencillamente,
porque le dé la santísima y real gana y no porque se sienta obligada a responder a ningún perfil visual específico.
En
Artematopeya trabajamos con la
comunicación emocional como herramienta para el cambio. La comunicación emocional no es inteligencia emocional. Es un modelo de entrenamiento que se apoya en múltiples herramientas y que, tras superar el momento inicial de la revelación, el momento del
ahhhhhh, se convierte en un facilitador de la auténtica y genuina gestión personal de las realidades personales. Las personas dejan de reaccionar y comienzan a accionar. Dejan de resignarse y comienzan a elegir. Dejan de observar y comienzan a construir. Dejan de ser pasajeros y se transforman en conductores. Dejan de ser elementos gregarios y
se transforman en auténticos y genuinos líderes de su propia vida y de su propia realidad. Sabemos que no podemos abordar a la sociedad en bloque pero sí podemos ir de uno en uno y generar un cambio desde dentro. Tardaremos más, pero es sólo cuestión de tiempo…
Mientras tanto, continuaremos apoyando cualquier iniciativa cuyo objetivo sea ayudar a las personas a seguir estando bien y, por eso, nos hemos sumado al
concierto benéfico que organiza el
Centro Integral de la Mama en apoyo de las mujeres y de la
técnica de la reconstrucción mamaria como otra opción facilitadora de la
autogestión emocional. Será el viernes 20 de abril, a las 22:00 horas, en la
Sala OUI-MAD (
Jorge Juan 99 – Puerta D del Palacio de los Deportes de Madrid).
Allí estaremos.
Y si te apetece ayudarnos a difundir esta iniciativa, ya sabes que puedes copiar arte artículo donde quieras y compartirlo con tus contactos y amigos en tus redes sociales. Gracias.